domingo, 8 de enero de 2012

Valladolid


Tenia un valle perfecto, yo soy la reina en aquel valle.
Llovia una vez al mes, pero por puro capricho, siempre estaba verde. A veces lo sacudian unas ventoleras desesperantes, sus arboles quedaban sin hojas y la soledad se apoderaba de el hasta que llegaba el tiempo de recoger escombros e intentar organizar de nuevo los ladrillos. Era parte del ciclo del valle.
Un dia, las cosas empezaron a salirse un poco de control: un forastero llego con el permiso de plantar unas flores extranhas, pero estas se murieron en poco tiempo y el hombre volvio a su tierra. Sin embargo, las flores mataron a las plantas que vivian alrededor de la plantacion, y muy pronto, el rio que corria desde el lago central hasta las montanhas se revalso. 
Yo estaba enterada del suceso, pero no le preste demasiada atencion, por lo que segui con mis minuciosisimas labores reales. Pocos dias despues del revalse del rio, una ola de calor repentina y despiadada casi acaba con todas las flores del valle; entonces entramos en accion, protegiendo plantas y animales, y abonando luego de que pasare la catastrofe. 
Para mi desgracia, las cosas no terminaron alli, pues el rio ya no tenia solo un revalse, sino que habia abierto tuneles subterraneos, ahogando asi a gran parte de las plantas. Y por si fuera poco, las montanhas empezaron a sufrir temblores, los cuales ocasionaron desplazamientos y derrumbes. 
Debi actuar entonces, lo admito, pero no quise enfrentarme a la realidad: el valle habia contraido sinusitis. 
Las cosas se calmaron por si solas luego de un tiempo, volvi a respirar con tranquilidad. Mas poco duro, pues de inmediato, la laguna central se enturvio y presento basura subacuatica y malos olores. 
Y mientras la laguna afectaba a la poblacion con sus repentinas aguas fetidas, para colmo, en el bosque humedo ubicado al sur de la laguna, unos extranhos hongos, amarillos y enormes, aparecieron para envenenar el aire de los arboles y los animalillos. 
Y aqui me ven a mi, la reina, esperando a que mi valle se cure solo, ocupada hasta la locura con burdas obligaciones reales. 

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